Las clasificaciones jurídicas de los animales

Resumen

A lo largo de la historia, la clasificación jurídica de los animales ha reflejado, en una constante progresión, tanto el uso humano, los factores económicos como las consideraciones éticas sobre los animales. El Derecho Romano reconoció a los animales como seres vivos con un estatus jurídico único, distinto al de los objetos inanimados, un matiz que, a menudo, se fue perdiendo en las tradiciones jurídicas posteriores. En el contexto contemporáneo -y de manera creciente en Europa-, las reformas legislativas en materia de bienestar animal, influenciadas por los avances científicos y los cambios sociales, han ido reconociendo, de forma paulatina, la sintiencia de los animales que supone un dato diferencial. La integración de la biología en el ámbito jurídico -lo que se denomina «biolegalidad»-, implica un desafío a las estructuras jurídicas convencionales y propicia la creación de un marco legal más definido, respetuoso y protector de los intereses animales. La taxonomía progresiva que aquí se expone, brinda las bases de una visión crítica que puede justificar, también hoy en día, el reconocimiento de los animales como una categoría jurídica independiente, dotada de aquellos derechos que se ajusten a su naturaleza biológica y sintiente. En suma, una categoría jurídica distinta, como distinta fue la categorización romana de los animales respecto a otras realidades. Esta secuencia histórica que aquí se pone de relieve, presenta más continuidades que quiebras, si se parte de un conocimiento sin prejuicios de las fuentes históricas, que no siempre han sido bien entendidas.